Hipoteca compartida en un divorcio: ¿Qué deben saber las parejas?

U

na de las situaciones más complicadas que pueden surgir tras un divorcio es la gestión de la vivienda compartida, especialmente cuando ésta tiene una hipoteca. Afortunadamente, existen varias opciones para abordar este conflicto

En Factor Immobiliari te explicamos qué deben saber las parejas.

 

Cuando una pareja se divorcia, es crucial establecer quién se queda con la vivienda hipotecada y quién será responsable de los pagos restantes. Si no se llega a un acuerdo, la entidad financiera que otorgó el préstamo podría embargar la propiedad y otros bienes, afectando incluso a la parte del matrimonio que ya no vive en la casa.

 

Una de las preguntas más frecuentes tras una separación es quién se queda con la hipoteca de la vivienda. En el caso de que haya hijos menores involucrados, es probable que uno de los cónyuges desee continuar viviendo en el hogar familiar. Para determinar quién conservará la propiedad, se pueden seguir diferentes enfoques:

 

  1. Los excónyuges pueden llegar a un consenso sobre quién se queda con la casa o si optan por venderla.
  2. Si el divorcio se tramita por la vía contenciosa, será el juez quien decida a quién se asigna la vivienda, generalmente favoreciendo a la parte que se queda con la custodia de los hijos. Si no hay hijos involucrados, la vivienda suele otorgarse a la parte con menos recursos económicos.

 

No obstante, la responsabilidad de pagar la hipoteca no se basa únicamente en quién vive en la casa, en los ingresos de cada cónyuge o en si existe una separación matrimonial. Si ambos cónyuges firmaron conjuntamente el contrato hipotecario, ambos seguirán siendo responsables de los pagos hasta que se salde el préstamo por completo. Sin embargo, esta situación puede variar en función de la estructura del matrimonio y cómo se adquirió la propiedad:

 

  • Si la casa se compró bajo el régimen de gananciales, donde ambos cónyuges son copropietarios, cada uno debe asumir el 50% de la hipoteca.
  • En caso de separación de bienes, cada cónyuge pagará un porcentaje de la hipoteca acorde a su participación en la propiedad. Por ejemplo, si uno pagó el 70% y el otro el 30%, así se dividirá el pago del préstamo.
  • Si la vivienda pertenece únicamente a uno de los cónyuges, esta persona será la responsable de pagar toda la hipoteca, sin importar quién resida en la casa. Esto es relevante incluso si se asigna la vivienda al cónyuge que tiene la custodia de los hijos.

 

Es importante tener en cuenta que si el progenitor que tiene la custodia comienza a vivir con una nueva pareja en la casa, esto podría hacer que la vivienda deje de considerarse el hogar familiar. En tal caso, el otro cónyuge podría solicitar la disolución de la sociedad de gananciales, lo que afectaría los acuerdos sobre la vivienda.

 

Si ambos cónyuges son titulares de la hipoteca al 50%, deben continuar cumpliendo con las obligaciones del préstamo tras la separación. No obstante, existen varias opciones para gestionar esta situación:

 

  1. Muchos abogados especializados en derecho de familia aconsejan vender la vivienda. Con el dinero obtenido de la venta, se puede cancelar el préstamo hipotecario, liberando así a ambos cónyuges de la carga financiera. Sin embargo, si el mercado inmobiliario no es favorable, puede que no sea el mejor momento para vender, lo que podría obligar a los excónyuges a buscar otras alternativas.
  2. Uno de los cónyuges puede decidir comprar la parte del otro y asumir así la hipoteca. Este proceso implica hacerse cargo de todos los gastos notariales y registrales, así como pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP).
  3. Optar por la extinción de condominio, que implica que uno de los excónyuges le cede su parte de la casa al otro a cambio de que este último asuma la hipoteca o le entregue una suma de dinero. Esta alternativa es común y recomendada, ya que conlleva menos obligaciones fiscales, siendo necesario abonar únicamente el impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD).
  4. En caso de que uno de los cónyuges transfiera su parte de la propiedad a la otra parte, seguirá siendo responsable del pago de la hipoteca, aunque ya no sea propietario. Para evitar que esta situación lleve a problemas financieros, se puede solicitar a la entidad bancaria la modificación del préstamo hipotecario, eliminando al cónyuge no propietario de las obligaciones hipotecarias. Este proceso, conocido como novación hipotecaria, permite asignar como único deudor al cónyuge que se queda con la propiedad.

 

El proceso de divorcio puede ser complicado y emocionalmente desgastante, especialmente cuando hay una vivienda hipotecada en juego.

Sin embargo, con la información correcta y un enfoque claro, las parejas pueden encontrar soluciones viables para manejar la situación de manera justa y equitativa.

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